Un cibercafé (de ciber- y café) o café Internet es un local público donde se ofrece a los clientes acceso a Internet y, aunque no en todos, también servicios de bar y/o restaurante y/o cafetería. Para ello, el local dispone de computadoras y usualmente cobra una tarifa fija por un período determinado para el uso de dichos equipos, incluido el acceso a Internet y a diversos programas, tales como procesadores de texto, programas de edición gráfica, videojuegos, copia de CD o DVD, etc.
Los cibercafés han contribuido de forma considerable a la masificación de Internet, especialmente en comunidades de bajo poder adquisitivo, en las que los individuos no pueden soportar el costo de un computador y del acceso a Internet en sus hogares.
Los primeros cibercafés fueron abiertos en Londres (Inglaterra) en 1994. El primer café fue el Café Cyberia, que abrió sus puertas en septiembre de 1994. Su fundadora, Eva Pascoe, dice que la idea se le vino a la cabeza a principios de los años 1990, cuando pasaba mucho tiempo lejos de su familia trabajando en su tesis doctoral. En esos tiempos, era de las pocas personas que tenía acceso a una cuenta de correo electrónico, servicio puramente académico por aquellos días; pero al no tener nadie más en su familia una dirección de correo electrónico, debía gastar cantidades considerables de dinero en cuentas telefónicas.
Un día, sentada en un café cerca de su universidad, pensó que podría ser
divertido poder ir a ese establecimiento con su ordenador portátil y enviar correos mientras se tomaba un descanso
en su rutina habitual. Echó un vistazo alrededor y pudo reconocer algunos
amigos de los que sabía que tenían conexión a Internet desde sus casas.
Después, hablando con ellos, pensaron en cómo sería tener conexión permanente a
Internet desde un café y pagar una pequeña tarifa para poder intercambiar
mensajes con sus amigos y familiares, enviar correo y tener mensajería
instantánea. Tres meses después, en septiembre, abrieron el primer café
Internet en Londres. Desde ese momento hasta ahora, los cibercafés se han
multiplicado por todo el mundo.
divertido poder ir a ese establecimiento con su ordenador portátil y enviar correos mientras se tomaba un descanso
en su rutina habitual. Echó un vistazo alrededor y pudo reconocer algunos
amigos de los que sabía que tenían conexión a Internet desde sus casas.
Después, hablando con ellos, pensaron en cómo sería tener conexión permanente a
Internet desde un café y pagar una pequeña tarifa para poder intercambiar
mensajes con sus amigos y familiares, enviar correo y tener mensajería
instantánea. Tres meses después, en septiembre, abrieron el primer café
Internet en Londres. Desde ese momento hasta ahora, los cibercafés se han
multiplicado por todo el mundo.